En 1963 se inició la construcción de un aerocarril desde la costa hasta la Isla de las Gaviotas para su explotación turística. La torre del lado de la ciudad estaba ubicada en la punta rocosa que une la playa de Malvín viejo con la de Malvín Nuevo. La otra estaba en la isla a 400 metros. Pero como tantos otros grandes proyectos, éste se convirtió, en palabras de Fernando Loustaunau, director del Museo de Artes Decorativas de Montevideo, en “el monumento a la frustración”.
Ése fue el primer y único intento de un transporte por cable en Montevideo.
Monumento a la frustración
La idea original era, además del paseo, acceder en la isla a un restaurante y a un espacio enjardinado con una vista privilegiada de Montevideo. Esto hubiese hecho imposible su declaración como Reserva Ecológica de la Flora y Fauna en 1990. Desde esa fecha está prohibida la entrada sin autorización.
“Son cuentos de los malvinenses”, dijo a El Observador un arquitecto, de 59 años, del Centro Comunal de Malvín, que recordó su infancia admirando esas dos moles de hormigón, de 30 metros de altura, cuya forma se asemejaba a una L invertida. Recordó que decían que las torres no estaban alineadas, otros que la obra estaba mal diseñada desde el inicio y que por la distancia, o por la altura, o mismo por el trazado o la tensión del cableado, los pasajeros iban a “terminar mojados” en algún punto de la travesía o, peor, en el agua.
Ante el fracaso del proyecto, el Ejército demolió las estructuras en 1973. La maniobra demandó un año entre el entrenamiento y los preparativos del personal del arma de Ingenieros, puesto que incluyó el uso de grandes cargas explosivas.
La proximidad con la rambla ocasionó que unos cuantos vidrios vecinos se hicieran añicos. La base de la estructura en la isla fue lo único que quedó del sueño del aerocarril.
Fuentes:
https://montevideoantiguo.net
https://www.elobservador.com.uy